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A veces uno utiliza productos de limpieza y ¨se cree que por agregar más cantidad limpia mejor¨ o poniendo más concentración funcionan mejor, pero en realidad hay elementos de limpieza que funcionan con las cantidades justas, y te las contamos a continuación.

Primero diferenciemos de que se trata cada una:

Limpieza:

Implica toda la recolección, eliminación, remoción de la suciedad grosera, macroscópica: lo visible. Es la desunión, separación de una mesada, un utensilio, el piso, y algún residuo de materia orgánica por ejemplo de grasitud , un resto de proteína.

La limpieza se puede juzgar desde dos puntos  de vista:

– Visual:  Uno se puede dar cuenta que no hay suciedad
– Químico: hay algún tipo de reacción que indica que hay o no, alguna grasa. 

Desinfección:

Se refiere a bajar la carga de gérmenes de un ambiente, una superficie de contacto, un utensilio, un aparato. Destruyendo así, las células de los gérmenes  (destruir bacterias, hongos, virus).

Segundo, prestar atención a las etiquetas:

En general para agentes de limpieza y desinfección hay que proceder a la lectura de los rótulos, porque en ese lugar es dónde está especificado sobre qué tipo de superficie y de qué forma se lo puede usar. Principalmente en que dilución hay que preparar y cuánto tiempo hay que dejarlos actuar.

Es muy común que uno decida deliberadamente omitir esta información y agregue «un chorrito», cómo diríamos en casa, pero con ese «chorrito» podríamos estar poniendo concentraciones inferiores o superiores a las que necesitábamos :

– Menor cantidad a la que necesitamos: la acción química por limpieza o desinfección no se va a producir
– Mayor cantidad de la que necesitamos: «más vale que sobre y no que falte», esto no es del todo cierto, ya que puede producir:

  1° que no se produzca el efecto deseado,
2° que sea más complicado el enjuague, generando un remanente químico que actúa como una contaminación química
3° consumimos un volumen mayor de lo citado, por lo cuál perjudica nuestra economía
4° estamos produciendo un mayor impacto a nivel medioambiental.

Tercero, como usar el alcohol y la lavandina:

Alcohol

la concentración ideal o más adecuada para la desinfección es el alcohol al 70%. Noten ustedes que el alcohol medicinal, el alcohol que uno encuentra en la góndola de los supermercados es 96°, este si se usa para desinfectar no va a tener la acción ideal, ya que este alcohol 96° puede ocurrir que no logre un buen efecto desinfectante. Por eso se recomienda hacer una dilución al 70%.

Lavandina

Nunca tienen que agregarse pura, sino que tiene que ser disuelta en agua, y además el agua que usa para disolverse tiene que ser agua fría,NO CALIENTE. Esto es debido a que la lavandina, al ser un compuesto clorado resulta sensible a la temperatura, con lo cual se evapora. Y de esta manera al inactivar, vamos a estar perdiendo el cloro activo, es decir, perdiendo capacidad de desinfección.

Cuarto, cuidado con las mezclas:

Uno a veces mezcla producto químicos pensando quizás, que de ella surgirá una fórmula superadora, pero esto no es recomendable. El ejemplo más claro es el de la mezcla de lavandina con detergente, lo cual NO se debe hacer, porque se produce una reacción química en la cual el cloro se pierde como gas. De esta manera tenemos por un lado la pérdida de cloro que es el agente desinfectante y por otro, uno se expone a algún riesgo, ya que inhala ese cloro que se desprende de la mezcla que estamos haciendo.

Para finalizar, queremos reforzar la importancia de prestar atención a las etiquetas de los productos, ya que en ocasiones, aunque solo varia la marca, el uso puede ser distinto. Con este pequeño recaudo podemos obtener los resultados que efectivamente estamos buscando. 

Fuente:
. «El mejor desinfectante de superficies» – Dr. Joseph Mercola
. «Coronavirus: alcohol y lavandina son más efectivos si se diluyen en agua»- Gobierno de la Ciudad de Mendoza, Argentina. 
. «Uso de antisépticos y desinfectantes» – Dr. Daniel Guerra, Hospital F. Santojanni.